Existen dos tipos de sistemas, lineales y no lineales. De un buen líder se espera que su trabajo y gestión corresponda al tipo de sistema al que pertenece.
Veamos de qué trata cada sistema y qué se espera del líder.
SISTEMAS LINEALES
Un sistema lineal es aquel donde hay baja incertidumbre y las variables del entorno son estables. Las soluciones las determinan los expertos.
Si el éxito está garantizado y no es usual sufrir cambios en el alcance, se debe buscar que las soluciones sean implementadas de la forma más eficiente posible. Por lo tanto, el papel del líder se concentra en asegurar y controlar que el plan de trabajo, el presupuesto y el alcance estimado, no se desvíen de lo inicialmente planeado.
SISTEMAS NO LINEALES
Se caracterizan por su alta incertidumbre, es imposible predecir una solución exitosa. En estos contextos no se conoce realmente la necesidad de los clientes, conocemos los problemas del cliente y a partir de ahí proponemos supuestos o hipótesis de productos o servicios que creemos que pueden funcionar.
La solución real se descubre al mismo tiempo que se avanza en su construcción. No se sabe cuándo el producto o servicio estará completamente terminado. A través de entregas tempranas de valor, inspección y adaptación, se conoce el impacto y el resultado de implementar los supuestos.
En este contexto no tiene sentido que el líder se concentre en medir y controlar el porcentaje de avance. No puedes medir cuanto camino falta para llegar si no tienes claro realmente a donde terminarás llegando.
La gestión del líder debe estar en medir y maximizar el retorno del valor que produce la implementación de las soluciones y el aprendizaje que se obtiene de las entregas tempranas de valor.
Hoy en día donde la solución a todo parece ser la agilidad, se suele interpretar o menospreciar las formas más tradicionales de liderazgo. Ser un líder que gestiona a través del seguimiento y control no tiene por qué ser algo malo, el problema real estaría en llevar un estilo de liderazgo al contexto equivocado.
Si trabajas en un contexto de baja incertidumbre y el éxito es predecible y garantizado, es mejor un estilo de liderazgo que controle y mitigue los cambios.
Si trabajas en contextos donde habita la incertidumbre, ocurren cambios de tendencia frecuentemente y se hace difícil predecir, lo mejor es liderar desde el liderazgo servicial y ágil, midiendo el valor entregado por encima del progreso.